domingo, 9 de octubre de 2016

MIEDO A SER VISTO

Es posible que el titulo despiste, me esforzaré para que las letras aclaren la esencia. Te invito a que repases cuantas veces has tenido miedo a decir algo en público. Esas funciones de colegio donde en algún momento hemos sido la virgen María, San José o si me apuras a algún ángel. Viaja a esas entrevistas de trabajo, en ese momento previo delante del espejo, cuando te pusieras lo que fuere sentías que nada te sentaba bien. En cuantas ocasiones hemos salido con los amigos y hemos elegido como eje fundamental de algunas conversaciones vacías el arte del critiqueo, la vestimenta de…”fulanita”, cómo le sentaban los pantalones a “menganito”. Creo que no pararía nunca narrando situaciones que todos de una forma u otra hemos vivido, en el rol de ser protagonistas o como simple publico crítico.
Cuanto temor nos hace sentir no ser aprobados por los demás. ¿Qué te provocan estas palabras? Sentirte aprobado…
Sea cual sea, te invito a que evites juzgarte porque el propósito real de este ejercicio es la reflexión. En muchos momento he escuchado esta frase: “Me da igual lo que piensen de mi”. Pero… ¿es verdad, te da igual?
Realmente cuando criticas, ¿Sientes que es como comer pipas? Una vez comienzas, te cuesta parar. Trae consigo una energía muy toxica. Nos aleja de la humildad. Nos une al ego. Si cambias el tiempo que empleas en observar y criticar a los demás y lo inviertes en revisarte combatiendo esos mismos defectos, intuyo que podrás sonreír mucho más.
Prueba a visualizarlo desde otra perspectiva. ¿Cómo has reaccionado cuando te han criticado? y ¿cómo te has sentido cuando has recibido una alabanza positiva?
Es gratificante practicar el arte de la tolerancia, la comprensión, la generosidad… en el fondo nos llena más.
¿Para qué se critica? Las redes sociales no favorecen evitarlo, emitimos juicios sobre frases e imágenes de personas que en algunos casos ni tan siquiera conocemos. Sin parar a pensar que las estamos perjudicando. Me he encontrado casos de gente sin empatía que disfruta haciéndolo, eso sí, su vida ni tocarla porque son perfectos o por lo menos, en su mentira, ellos lo creen. Aunque digamos abiertamente que no nos importa, cuando alguien te critica, te juzga, inevitablemente te afecta.
Cuando he sido consciente que he emitido un juicio, me he sentado y he preguntado para mis adentros: ¿Qué te gustaría trabajar en ti? En muchas ocasiones huimos tanto de nuestras tinieblas que nos perdemos en el ruido ajeno. Y a ti ¿qué te apetece hacer? Si en algún momento eres consciente que estas juzgando o criticando ¿Cómo crees que te vas a sentir? ¿Es posible que te pueda apetecer algo distinto?
 Lo que no aceptamos, nos detiene. Lo que no amamos, nos limita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario